lunes, 1 de junio de 2009

Planes para el verano

Sé que este será un magnifico verano, no se porque, pero quiero que sea así y se como hacerlo.

Seguramente me pasaré los días trabajando por las mañanas, pero no me hace nada, porque tengo que ganar dinero para el viaje de Septiembre. Por las tardes iré a bañarme, puede que a la piscina, o quizás al lago o al río. Esto solo durante el tiempo que esté en casa, porque tengo también varios días: “Destinación Lérida”, con mi tía! Estoy segura de que me va a llevar a un montón de sitios y aunque sus hijos son demasiado pequeños, como vive en un pueblo cerca de la capital, espero poder conocer gente.
Probablemente me vaya también a Barcelona con mis primas, para ir de compras y todo eso que te obligan a hacer tus primas si da la casualidad de que están como una cabra.
Aunque sin duda, la razón por la que este verano será genial empieza el seis de Septiembre, ¡ya me veo en el aeropuerto, emocionada porque no he subido nunca a un avión y preparada para irme a Inglaterra con casi todos mis amigos!

En resumen, espero que este verano sea divertido.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Historia de intriga

A mis amigos les gustaban mucho las historias y películas de miedo, las leyendas urbanas y los misterios, demasiado. Yo las había odiado siempre, no entendía porque les gustaba pasarlo mal.
Un día me invitaron a pasar un fin de semana en casa de Carol, todos juntos, y me prometieron que no harían nada relacionado con espíritus, muertes y cosas de esas.
Durante el día lo pasemos genial, nos reímos, juguemos y hicimos un montón de cosas... pero llegó la noche, y cuando vi que el sol desaparecía y la luna llena adornaba el cielo, me entró el pánico, entendí que me habían engañado, sin que nadie me dijera nada y tuve la sensación de que algo malo iba a pasar.
No me sorprendí cuando me dijeron que querían jugar a la guija (o como se escriba ese maldito juego), que no pasaría nada y que solo tenia que poner el dedo en el vaso.
Les hice caso, porque no podía hacer otra cosa, y prefería estar con ellos que quedarme sola en la habitación.
Todo iba bien, Claire, que siempre había tenido un cierto afán por ser la bruja del grupo, recitaba las preguntas, y los demás nos concentrábamos en el vaso mientras Tom nos tomaba el pelo haciendo bromitas que no asustaban a nadie, hasta que se oyó algo que nos puso la piel de gallina.

“Dejadme en paz...” Pero tan flojo que todos deseemos no haberlo oído.

-Oye, Tom, deja de hacer bromas ¿vale?- Le dijo Anne un poco asustada.

-Yo no he sido...-

Se oyó otra vez lo mismo, pero más fuerte, como si se fuera acercando cada vez más a nosotros, estaba todo oscuro y yo estaba tan asustada que me eché a correr hacia el baño y me encerré allí. Escuché las risas nerviosas de mis amigos riéndose de mí, y me pareció ver una sombra por debajo de la puerta. Empecé a llorar en silencio del miedo que tenia.
Los gritos de mis amigos me hicieron llorar aún más, y, cuando se izo el silencio, no me atrevía a salir.
Tenia tanto miedo que creo que me desmayé, porque lo siguiente que recuerdo es a Anne abrir la puerta del baño y decir:

-Ya está, era una broma, estamos bien, vamos, sal.-

Y cuando le di la mano se transformó en un asqueroso espectro de dos metros que me dejó ver la horripilante carnicería que había echo con mis amigos antes de matarme a mí también.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Aquella noche no había dormido muy bien y cuando me desperté todo era diferente.

Aquella noche no había dormido muy bien, me había pasado horas dando vueltas en la cama sin saber que hacer, con los ojos cerrados pero sin dormir, dando vueltas a cosas sin sentido y preocupándome por tonterías... Después de horas así, conseguí dormirme, pero tuve pesadillas y cuando me desperté todo era diferente.

En el aire flotaba una extraña niebla, estaba sola y no estaba en casa... No había paredes y todo estaba blanco, hasta me parecía que flotaba, entonces miré abajo, y me di cuenta de que realmente mis pies no tocaban nada. Noté algo extraño en mi espalda, y vi dos pequeñas alas.

-¡Oh, Dios mío, estoy volando!- Me dije a mi misma, porque nadie más podía oírme, y me adentre en esas nubes blancas para poder ver algo.

Más tarde, descubrí que estaba sobrevolando una bonita ciudad, llena de luces, y también supe que era de noche, la extraña niebla que me cubrió antes eran las nubes, que de tanto en tanto me tapaban las vistas.

Era una sensación impresionante, poder moverte a tu antojo, sin que nadie te moleste, y en el cielo, el cielo es fantástico.

Pero las cosas buenas no duran para siempre, y las cosas que no parecen reales no duran casi nada, porque acostumbran a ser sueños.

Así que, cuando mi desagradable despertados sonó, y yo volví a la realidad sin ganas pero sin alternativa, nada era diferente de la mañana anterior.

miércoles, 22 de abril de 2009

Viaje en la máquina del tiempo

Era un viernes por la noche normal, yo me había quedado despierta hasta las tantas mirando una película y todos dormían. Solo se oían unos sutiles ronquidos y la televisión.
La película se acabó por fin, y me fui a la cama.
Aquella noche, no me costó nada dormirme.

Estaba sola, sola en un inmenso lugar, pero todo se veía negro. ¿Dónde me encontraba? Flotaba por la nada y, de pronto, empecé a caer.
No me dolió, pero acabé en el suelo de una inmensa ciudad situada en una isla. Delante de mí tenia un precioso barco. Parecía que estaban dando una fiesta, y no sé por qué, me decidí a subir. Había un montó de gente vestida de gala, pero con ropa anticuada, y los muebles eran todo antigüedades. Una simpática muchacha estaba apoyada en la pared, sonriendo y mirando a alguien. Me acerqué a ella.

-Perdone, ¿qué día es hoy? y ¿dónde estamos?-
Me miró extrañada, como si estuviera loca, no la culpo, pero me contestó.
-Estamos en Londres, hoy es viernes, 8 de Septiembre de 1888.-
-¡Vaya, la época de Jack el Destripador!-
-¿Qué?-
-Ah... nada, nada...- Al fin y al cabo, era mejor no encontrarse con ese personaje.

Había viajado en el tiempo, sin saber como, y ahora estaba atrapada en una época de desesperación para todo Londres, llena de crímenes y de miedos. Me empecé a asustar... con lo bien que se estaba en mi cama.

Aburrida como estaba de no hacer nada, me adentré en la ciudad, lejos del barco, para investigar un poco. Entonces lo vi. Un hombre vestido de negro seguía sigilosamente a una mujer. Ella iba borracha, se tambaleaba de un lugar a otro, iba vestida con una falda muy corta y un top estrecho y escotado. Era una prostituta, y yo sabia quien era. Annie Chapman. Una supuesta víctima de Jack, y si la chica no me había mentido con lo de la data, quien la perseguía era el mismo destripador, para matarla.

Intenté gritar, para que alguien la ayudara, pero era demasiado tarde, el hombre la había cogido por la espalda y...

Me desperté en la cama gritando. Las gotas de sudor me recorrían la frente, pero solo había sido un sueño. Un sueño tan horroroso como real. Y me olvidé de la extraña máquina del tiempo que había sido mi imaginación, para poder dormir tranquila aquella extraña noche del 8 de Septiembre de 2009.

miércoles, 4 de marzo de 2009

El mundo interior de mí zapato.

Des de pequeña, siempre me había imaginado un mundo diferente al mío, por la simple razón de que el mío lo odiaba. Había tenido miles de sueños despierta, había inventado millones de personajes totalmente distintos entre ellos que podrían vivir en mis mundos imaginarios... pero nada de eso se izo real nunca. Así que, después de tantos años, no esperaba encontrarme con aquello...

Suspiré y miré por la ventana. No era el mejor día de mi vida que digamos y permanecía sentada, mirando la lluvia que caía del cielo, sin nada que hacer y sin ganas de hacer nada. Mi imaginación se disparó, y empecé a pensar que estaba en el reino del cielo, que había castillos enormes... y el suelo era de nubes... hacia mucho sol, y se estaba bien. Por eso, no me sobresalté cuando oí una voz como de enano.

-¡Ñeeeee!-

¿Qué era eso? No entraba en mis sueños aquel chillido, así que, muy pesadamente, volví al mundo real.
Pero no me lo pareció, porque cuando abrí los ojos, vi un ser diminuto, verde, con la nariz alargada y unas orejas como puntiagudas. ¿Qué era eso? No pude estarme de grita del susto, suerte que estaba sola en casa.

-¿Qué eres?-

-¡Soy el duende que vive en tu zapato! Me llamo Gruyerteen, encantado.

-¿Cómo? ¿Qué?- Estaba boquiabierta, y el duende sonreía, me pareció que hasta con prepotencia, pero el que él fuera diminuto y mi miopía no ayudaban a que pudiera ver-le claramente. Me tranquilicé, después de un buen rato, le sonreí y, pensé que eso seguramente era un divertido sueño.

-Muy bien. ¿Qué quieres?- Él sonrió.

-¡Soy el alcalde del pequeño pueblo que vive dentro de tu zapato izquierdo!- Gritaba, como si yo no pudiera oírle bien o estuviera muy lejos. –¡He venido a pedirte que no nos aplastes más!-

Me puse a reír.

-¡Pero ese es mi zapato! ¿Cómo no voy a aplastaros?- En ese momento sacó un papel de su pequeño bolsillo. Era muy largo y parecía un pergamino. Empezó a leer un montón de cosas de los Huluiters, que por lo que entendí era su especie, seré que vivían en los zapatos de los Homo sapiens. Llegó un punto que no pude más, y empecé a destornillarme de risa.

Debí quedarme dormida. Cuándo desperté, Gruyerteen ya no estaba, o quizás no había estado nunca allí. Pero, cuando fui a ponerme mi zapato izquierdo, vi el diminuto pergamino, lleno de letras tan y tan pequeñas que hubiera necesitado las gafas para verlas. Miré el zapato y el pergamino, alternativamente, tres veces. Finalmente, me decidí. Cogí mi par de zapatos y lo puse en el balcón, sonriendo.
-¡Está bien, señor Gruyerteen! ¡no aplastaré nunca más su preciosa ciudad!-

Y aunque me pareció oír un “gracias”, yo ya había ido a buscar mis gafas, con el pergamino en mano.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Tiempo

¿Cuántas veces al día decimos “no tengo tiempo”? Muchas. Demasiadas. El tiempo pasa, aunque no nos demos cuenta, aunque nos parezca imposible. Como si fuera en patines, cuesta abajo... y no para nunca.
A veces, no consigo el tiempo que necesito, incluso, he legado a pensar que malgastamos el tiempo durmiendo por las noches. ¡Imagina cuantas cosas podríamos hacer si no necesitáramos dormir!
No solo tenemos obligaciones, como por ejemplo los deberes, pero tampoco podemos estar siempre divirtiéndonos. Dicen que lo mejor es organizarse... Pero a veces es como intentar meter 30 personas en un lavabo de un metro cuadrado... no te queda aliento.
Entonces, cuando la gente se da cuenta de que no hay tiempo suficiente, empiezan a quejarse, a alterarse y a buscar soluciones normalmente estúpidas.
Respira. Respira. Tranquila. Hay tiempo.
Pero no lo hay.
Sinceramente, si las personas fuéramos más amables, si no pensáramos solo en nosotros mismo, quizás nuestra estancia en este mundo no nos parecería todo cosa de tiempo. Das, das, das, y das tiempo, y al final solo te quitan, pero no solo tiempo.
Quizás, si fuéramos un poco más optimistas, viviríamos la vida momento a momento, sin necesidad de frustrar nuestros sueños por falta de tiempo. Quizás, y solo quizás, si pudiéramos meter el tiempo que nos pasamos sin hacer nada, con la mirada perdida, pensando en cosas sin sentido, en una botella de cristal, después, podríamos usarlo cuando lo necesitáramos.
De momento, y como esto último que he escrito es imposible, tendremos que conformarnos con el “poco” tiempo que nos queda.

miércoles, 4 de febrero de 2009

¡Un día perfecto!

Una salida de compras con mis amigas, una tarde en casa de Emily, palomitas y un buen libro o una película romántica, una salida con todos mis amigos y unas cuantas risas... Esa es mi idea de un día perfecto, ¡no pido tanto! Es más, ni siquiera lo pido.
Pero eso no, eso era la antitesis natural de un día perfecto, en ese caso, ¿porqué se empeñaban en hablar todo el rato de “perfecto” y “día entero” y, lo peor de todo: “hermana”?

Oh, sí, tenia que pasar un día entero con “eso”. Mis padres ya no podían más y necesitaban unas vacaciones –de un día- para volver a ser personas.
Mi Cosa era una pequeña niña rubia con unos rizos destartalados hasta los hombros y unos ojos verdes muy grandes... una monada, cuando se estaba quieta, es decir... nunca.
Me quitaban un sábado de mi vida para estar con eso. Mal, muy mal.
Suspiré.

Mi madre me saludo con la mano y una sonrisa mientras me decía adiós en la puerta de casa. Cuando desaparecieron me giré para mi hermana, ella me miró con una sonrisa en la cara... de pura malicia. Echó a correr hacia el comedor, yo la seguí prudentemente, deseosa de que no me tirara ninguna muñeca... o por lo menos no a la cabeza. Por suerte, cogió los colores, me imaginé que haría un precioso garabato en su cuaderno... pero se subió al sofá de un salto demasiado veloz para su edad y empezó a rallar la pared. Mama me mataría cuando lo viera.
Entonces se me ocurrió una idea.

-¡Alice! ¡Estate quieta!- Ella me miró, pero no paró de garabatear en la pared. –¿Quieres pintar en la pared?- Asintió. – Pues sígueme.- Suspiré y me encaminé a la puerta, ella, curiosa, hizo lo mismo. No paró de preguntar todo el rato hasta que llegamos al garaje. Una pared totalmente blanca (que mi padre me había pedido –es decir, obligado- a que pintara algún día), lucia en la parte más cercana al jardín. Alice aún llevaba un lápiz de color azul en la mano, pero cuando vio los potes de pintura, hizo exactamente lo que yo esperaba que hiciera, se abalanzó sobre ellos y empezó a pintar la pared, me pareció que se lo estaba pasando en grande.

Media hora después, solo un trozo de pared estaba pintado, pero mi hermana seguia tan feliz. Cansada de no hacer nada, me uní a ella.

La levanté para que llegara más alto, y yo también pinté. Acabemos llenas de pintura por todas partes, sonrientes. Puse una canción animada que sonó por toda la casa y empecemos a bailar divertidas. Oh, sí, Alice y yo somos grandes artistas. Mi Cosa no es tan mala después de todo...

Dos horas, cinco potes de pintura y dos batidos de chocolate más tarde, la pared estaba perfecta, parecía una obra de un famoso pintor... abstracta, claro esta.

Papa se quedó impresionado, y mama no podía creerse que Alice estuviera durmiendo cuando llegaron.

-¿Entonces ha ido bien?- Preguntó mamá. Estoy segura de que se había imaginado un paisaje desolador, Alice correteando nerviosa por ahí y yo inconsciente en el suelo o algo por el estilo.

-Ya lo creo, mamá.- le contesté. - ¡Ha sido un día perfecto!- Y después me eché a reír.

martes, 20 de enero de 2009

Interrogatorio a un ladrón de supermercados

Le pillé de lleno, sus grandes manazas se llevaban una enorme caja de bombones al bolsillo interior de su chaqueta. Le cogí por la muñeca y le hice entrar al almacén mientras dejaba a Esmeralda al cargo del supermercado.

-¡Muy bien, ladrón! ¡Te he cogido! ¡Ahora mismo llamo a la policía!- Me miró con gesto primero sorprendido y después lleno de pena.

-Oh no, por favor, no...- Me pareció que pensaba un momento. -...todo esto lo hago por mi familia, no tenemos dinero y...- suspiró-...mi hija menor necesita comer y mi hijo necesita material para la escuela...- Los ojos se le iluminaron, y yo imaginé que era por las lagrimas, pero a pesar de eso iba bien vestido y no olía mal.

-En ese caso... ¿Cómo explica su imagen impecable?-

-Las apariencias engañan, si pareciera un vagabundo, todo el mundo se fijaría en mí...- Su gestó se torció en una mueca de dolor. -... no llame a la policía, por favor...- la voz se le quebró.

No me atreví a discutirle.

-Esta bien pero... ¿Por qué no busca trabajo? Es mejor que robar en los supermercados...-

-Ya lo intento, le juro que lo intento, pero no es tan fácil...-

Me lo creí de lleno, me pareció que, en el fondo era una buena persona, así que le dejé ir, siempre me habían enseñado a ser solidario...
... pero justo cuando se dio la vuelta, todo lo que llevaba en los bolsillos se le cayó, y no era para nada lo que había esperado, un montón de bebidas, bombones y caprichos que no eran, ni de lejos, de primera necesidad.

-Puedo explicarlo...- Murmuró, y por primera vez me fijé que, unos de sus dientes, era de oro.

-¡Un cuerno! ¡Ahora mismo llamo a la policía!-

Y así lo hice, hay que ver que rastrera es la gente.

miércoles, 7 de enero de 2009

Carta a un presidiario

“Querido Adam:

¡No puedo creer que te hayan pillado! Lo digo en serio, sabia que eras idiota, pero siempre creí que no tanto. Nos la has pegado y buena, ahora esos polis tienen el barrio mucho más vigilado que de costumbre, ¡hasta es imposible robar una chocolatina!
Tu hermana esta preocupada por ti, pero no quiere escribirte, dice que eres un estúpido –lo que yo decía- y que haber si maduras de una vez y dejas de jugar al gato y al ratón con la policía. No te deprimas, solo esta enfadada, no la culpo. Tienes que reconocer que soy mucho más lista que tú, cuando la poli llegó tendrías que haber dejado el rubí y subir conmigo hasta el tejado, eres demasiado avaricioso, siempre te lo digo. Siento haberte dejado colgado, pero sabes que una tiene que mantener la reputación, al fin y al cabo yo soy la niña buena, y sin mi no harías nada.
Con un poco de suerte saldrás pronto de aquel agujero, he contratado un buen abogado, te vendrá bien. Suena irónico que el dinero que ganemos el mes pasado ahora sirva para ahorrarte problemas.
¡En fin, aquí lo dejo, pásatelo bien!
Muchos besos.

David Bisbal”

PD: ¡No he puesto mi nombre real idiota!