viernes, 7 de noviembre de 2008

DE LA RENDIJA DE LA PUERTA SALIA UNA MANCHA DE SANGRE...

Habíamos cogido el coche por la tarde, alrededor de las 8, para ir a un discurso que el día siguiente haría mi madre en Viengën. Era un trayecto largo y duro, ya que teníamos que pasar por un caminito muy estrecho e irregular. Empezó a llover alrededor de las 8 y media, cuando aún nos faltaban unas dos horas para llegar al hotel que la empresa de mi madre nos había facilitado. Primero solo eran gotitas, pero después empezó a diluviar, y el coche se nos quedó atascado en la cuneta.
Vimos un motel cerca, y decidimos quedarnos a dormir allí. Los amos del motel eran simpáticos, aunque un poco extraños. Empezamos a cenar, y al cabo de 15 minutos, mi madre se empezó a encontrar mal y subió a la habitación que habíamos alquilado. Yo seguí cenando sola. La verdad es que tenía mucha hambre.
Cuando fui a abrir la puerta de la habitación, vi salir de la rendija de la puerta una gran mancha de sangre… ¡mi madre estaba muerta! Abrí la puerta y vi que a mi madre se le había caído un poco de sangría al lado de la puerta…¬¬

1 comentario:

Teresa dijo...

Nuria:
Es una redacción original (y eso ya empieza a ser difícil con este tema) y bien redactada. El único "pero" está en la extensión: ya podrías haberte extendido un poquito más.