jueves, 20 de noviembre de 2008

UN DÍA EN MI VIDA DENTRO DE 15 AÑOS

Yo me imagino dentro de 15 años como sería. Me imagino una persona madura y con las ideas muy claras.
En esa edad ya estaré trabajando en un trabajo que me guste y que me permita ganarme la vida.
Supongo que viviré con pareja y con hijos. Seguramente viviré en la Pobla de Segur, cerca de la familia.
Podría ser que jugase en el equipo amateur de mi pueblo.
Tendría un coche todoterreno de color negro para ir a la montaña.
Me gustaría tener un chalet con piscina, salón de billares y con una mesa de ping-pong.

Algún fin de semana iría a tomar algo con mis amigos en un Bar y recordaríamos anécdotas que nos pasaron cuando éramos más pequeños.
Todos nos sorprenderemos de lo cambiados que estaremos. Unos estarán más maduros que otros, todo dependerá de la suerte de cada uno, de la salud y de lo que nos prepara la vida.



Josep Molleví

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Un día en mi vida dentro de 15 años.

Suena el despertados, como casi siempre, a las 8 de la mañana. No tengo mucho tiempo, pero es suficiente. Mi novio se ha ido ya hace rato, pero yo no dejo que me despierte. Aiko aún duerme, la despierto todo lo suavemente que se deja, es una dormilona. La adoptemos hace ya unos años en Xina y, es irónico, que su nombre sea japonés. Salimos las dos juntas a la gran ciudad de Tokio, un montón de personas con los ojos alargados pasan por nuestro lado y nos miran raro.
La dejo en el colegio, bien vestida con su uniforme. Luego, corro por aquellas calles tan llenas hasta llegar al instituto donde trabajo... Llego tarde. Entro en la clase, llena de adolescentes japoneses, me hacen mucha gracia todos juntos. Me siento en la mesa hasta que se callan y le digo al chico del fondo que le estoy viendo el cómic que esta leyendo entre el libro de español.
Salgo de la clase riendo, el idioma les parece una cosa un tanto peculiar. “¡Ja! ¡Como si el vuestro fuera fácil!” Les digo yo, y, evidentemente, les parece lo más gracioso del mundo .
Aiko ya esta en casa cuando llego, Tom la ha ido a buscar. Él es español, el único que conocí una noche en un bar de Sibuya. Mientras prepara la cena juego con mi hija, pero me descuido un momento porqué algo de lo que dan en televisión me parece interesante, y, cuando me doy la vuelta, ha rallado la pared y el sofá... ¡es toda una artista!
Miramos la tele hasta las tantas, Aiko no tiene nunca sueño. Pero Tom es un pesado y la mete en la cama. Un rato después nos vamos nosotros, y, antes de dormirme, le pregunto a mi novio que día será nuestro próximo viaje.

De la rendija de la puerta salía una mancha de sangre.

Llegué a casa muy tarde aquel lunes, Marta me havia invitado a tomar algo y no me había atrevido a decirle que no. Mi hermana estaría muy enfadada conmigo.
Vivía con ella desde que estudiaba en Madrid, ella tenia un piso alquilado y, entre las dos, nos salía barato. Pero tenia sus inconvenientes, como por ejemplo el echo de que no me había sentido tan controlada en mi vida.
Abrí la puerta con cuidado, deseando que estuviera dormida, pero lo dejé por imposible cuando escuché la televisión. Caminé por el pasillo hasta llegar al comedor, pero no había nadie, el señor del telenoticias hablaba sin parar, pero nadie lo escuchaba. Oí el agua de la ducha y pensé que Ana se había olvidado de cerrar la tele, es tan descuidada...
Dejé mis cosas y me estiré en la cama, tenia esa sensación tan horrible de que algo se iba a torcer y el día iba a acabar mal. De pronto, escuché un ruido, como de una ventana abriéndose, y de cómo la ducha se cerraba, luego, un golpe, como de algo cayendo, y, muy seguido, un grito, de mi hermana.
Salí corriendo hacia al baño, pero llegué tarde, de la rendija de la puerta salía una mancha de sangre.

·Un día de mi vida dentro de 15 años

Me despierto a las 7 de la mañana para ir al trabajo. Antes de levantarme de la cama, giro la cabeza y veo a mi chico. Aunque llevamos 10 años juntos, no nos hemos casado porque los dos pensamos que si quieres a alguien, lo quieres con o sin papeles. Le doy un dulce beso para despertarle. Le encanta que le bese por las mañanas.
Antes de ir a la cocina, me dirijo a la habitación de mi vida. Mi muñeca, mi hija. Morena como su padre y de ojos grandes, como los de su madre. La visto con un bonito vestido color beige y unas bailarinas a conjunto.
Vamos a la cocina. Su padre le prepara el almuerzo. Una tostadita con jamón, como siempre. Yo le hago un vaso de leche con cacao. Le encanta el chocolate. Nosotros nos tomamos un café.
La niña y yo cogemos un coche para irnos al colegio. Él coge el otro para irse a la oficina.
La dejo en la clase de P-4, y me dirijo a tercero de ESO. Abro la puerta. Como siempre todos bien callados. Me respetan. Nos respetamos. Empiezo la clase de lengua extranjera con un simpático “Hello!”. Se divierten conmigo.
A las 5 cojo a mi pequeña y nos vamos un rato al parque de al lado. Cuando llegamos a casa, la niña va a jugar y yo ha hacer la cena. Verduritas para mantener la buena línea.
Llega mi corazón, cansado de trabajar. Pero me da un agradable beso. Tierno como de costumbre. Cenamos. Antes de ir a dormir, el padre le cuenta un cuento a su princesa para que se duerma.
Nos estiramos los dos en la cama. Nos damos 2 besos. Me da un abrazo y esperamos que llegue el siguiente, y aún mejor, día.

viernes, 7 de noviembre de 2008

DE LA RENDIJA DE LA PUERTA SALIA UNA MANCHA DE SANGRE...

Habíamos cogido el coche por la tarde, alrededor de las 8, para ir a un discurso que el día siguiente haría mi madre en Viengën. Era un trayecto largo y duro, ya que teníamos que pasar por un caminito muy estrecho e irregular. Empezó a llover alrededor de las 8 y media, cuando aún nos faltaban unas dos horas para llegar al hotel que la empresa de mi madre nos había facilitado. Primero solo eran gotitas, pero después empezó a diluviar, y el coche se nos quedó atascado en la cuneta.
Vimos un motel cerca, y decidimos quedarnos a dormir allí. Los amos del motel eran simpáticos, aunque un poco extraños. Empezamos a cenar, y al cabo de 15 minutos, mi madre se empezó a encontrar mal y subió a la habitación que habíamos alquilado. Yo seguí cenando sola. La verdad es que tenía mucha hambre.
Cuando fui a abrir la puerta de la habitación, vi salir de la rendija de la puerta una gran mancha de sangre… ¡mi madre estaba muerta! Abrí la puerta y vi que a mi madre se le había caído un poco de sangría al lado de la puerta…¬¬

jueves, 6 de noviembre de 2008

De la rendija de la puerta salió una mancha de sangre

Había un grupo de amigos que se fueron a la montaña a buscar setas. No habían ido nunca por eso tenían muchas ganas de ir.
Ya en la montaña, se ponían en caminos muy escondidos, que apenas podía pasar alguien. Iban subiendo montañas hacia arriba sin saber donde estaban.
Encontraron muchas y de diversas clases. Estaban muy orgullosos de haber encontrado tantas en el primer dia.
Pero, empezó a oscurecerse, era un día de noviembre a las siete de la tarde y no encontraban el camino de bajada. Estaban todos preguntándose: - ¿Y ahora que hacemos? -

Decidieron continuar caminando hasta que uno de ellos vio una luz de una casa y se dirigieron hacia ella. Pasaron mucho miedo cuando oyeron unos rugidos de animales. No sabían si eran osos, jabalís, ciervos o algún otro animal de la montaña.

Por fin llegaron a la casa, era un refugio en medio del bosque, donde algunos excursionistas o cazadores pasaban la noche. Tenían la chimenea encendida y estaban cenando. Entraron en el refugio y se pusieron a cenar tranquilamente. Uno de ellos nos dijo que se iba al lavabo pero
vio una mancha de sangre en la rendija de la puerta. !Ahhhh, que es esto! Los cazadores les dijieron que no se espantara que era sangre de jabalí que habían matado en aquel mismo día.


Josep Molleví